Camino de tierra en Misiones

Ya casi no hay primavera. Sergio Alvez

YA CASI NO HAY PRIMAVERA

Sergio Alvez

Los domingos, el único colectivo que entra a la terminal del pueblo es el de las cinco de la tarde. Ahí está. Son las cinco menos cuarto y acaba de entrar. Con las ruedas arrastrando barro de las picadas, el bondi se estaciona lento en el pequeño playón. Se abre la puerta y el chofer baja a fumar.

Pocas personas en la galería. Frederika, la anciana que vive en la terminal desde que se le incendió su rancho, está sentada en uno de los bancos junto a sus pocas pertenencias y la novedosa presencia de un perrito blanco en una caja de cartón. Lo encontró esta mañana en el pueblo. Cavila y habla sola, meneando la cabeza por momentos, en señal de preocupación y agobio. Repite las viejas frases en alemán que le oía decir a su abuela cuando era una niña y en su casa casi no se hablaba de otra cosa que la guerra. Fix und fertig sein, fix und fertig sein *, dice, y se lleva una palma a la frente.  El perrito, la observa, bien quieto.

En el banco de al lado, Mirna reza un rosario en silencio. Desliza por sus dedos uno a uno los eslabones de plástico, mientras sus labios se mueven veloces, emitiendo un sonido casi imperceptible. Su hija María, de 8 años, está sentada a su lado; su mirada yace completamente absorta en el perrito blanco.

El viejo motor del colectivo aparcado  musicaliza todo con su tos de aceite.

Un baqueano de ropas enverdecidas de trabajar todo el día en el tesal, permanece de pie, apoyado contra la columna y con la vista extraviada hacia la copa de los eucaliptos, que el viento primaveral mueve graciosamente. En un rincón, el chipero Luis, a quien les han sobrado unas cuantas chipas de ayer, se predispone a juntar su canasto e irse, ante la evidencia de que hoy nadie comprará esas chipas duras.

El chofer aplasta con el talón su colilla y sube al colectivo. Mirna guarda su rosario, se pone de pie y le tiende la mano a su hijita.  Hace calor en Misiones. Ya casi no hay primavera. Del invierno, casi sin temperaturas realmente  bajas,  se pasa al calor veraniego sin escalas. Luis es el primero en subir. Saluda al chofer y va a sentarse al fondo, donde caerá dormido de inmediato. María, en un movimiento decidido y aprovechando el desvarío de la vieja Frederika y la distracción de su madre al buscar el dinero para pagar los boletos, saca al perrito de la caja y lo esconde en su mochila.

El colectivo arranca con rumbo a la colonia. El cachorro empieza a chillar. María lo saca de la mochila y le acaricia la cabeza. Su madre le reta. Pero el sermón no dura mucho porque debe completar el rezo del rosario. María es feliz con aquel animalito pulgoso en el regazo. Llegan a la colonia. Al bajar, el chofer enciende otro cigarrillo y cuando la niña María baja, él le dice algo al oído. En pocas palabras, le explica que ese perrito podría ser la única compañía de la señora que vive en la terminal. María asiente y le entrega el perrito. Su madre sonríe al chofer. Se le nota el colorido violáceo y la leve hinchazón de los contornos de su ojo derecho. El chofer le mira con una triste sonrisa. Ella se avergüenza y baja la mirada. Madre e hija se pierden en la picada. El colectivo se aleja en dirección contraria.

A la mañana siguiente, otro calorón. En la terminal,  Frederika despierta con las lamidas del perrito blanco sobre su rostro agrietado. Dice contenta: ¡Ich glaub mein Schwein pfeift! ¡ Ich glaub mein Schwein pfeift!**

 

(*) latiguillo alemán que se usa para expresar, masomenos, que una persona está agotada, que no da más.

(**)  Significa «creo que mi cerdo silba» y se usa para expresar sorpresa.

 


Sergio AlvezSergio Alvez nació en Posadas, Misiones, en 1979. Es periodista y escritor. Durante 10 años fue redactor del diario Primera Edición. En 2008 fundó la revista Superficie, un medio alternativo de la provincia de Misiones, del cual fue director hasta 2018. En 2016 publicó el libro de relatos Uru con otros relatos (Cooperativa Superficie Ediciones), en 2018 el libro de microficicones Toma (Editorial Maten al Mensajero) y en 2020 Descubiertero (Capucha Ediciones). Actualmente es colaborador de las revistas Sudestada y Hecho en Buenos Aires.