El agua viene de noche

El agua viene de noche, de Guillermo Severiche

 

 

EL AGUA VIENE DE NOCHE

Guillermo Severiche

Ed. Griselda García, 2021

 

 

“Dentro de la fragua, el niño

tiene los ojos cerrados”

Federico García Lorca

 

 

 

Fue eso: la lluvia. El sueño no vino de adentro. Una gota en la ventana. Otra más.

Una montaña de barro podrido. Un perro muerto, botellas, un charco verde. La basura le invadía la habitación. Abrió los ojos y se sentó en la cama. El olor era insoportable. Corrió el vidrio empañado para dejar que entrara un poco de aire; pero sólo se metieron el frío y la humedad de la mañana, y más olor. Vio que detrás de las montañas el sol se derramaba sobre el barrio: las calles negras de la noche seguían negras de basura.

Hijo levantate, vení a tomar el té. Era la rutina de la mamá lanzar un par de gritos en la mañana. Levantate, no me hagás rabiar, dale apurate. Salió de la cama: los jeans nuevos, una remera, un pullover, el guardapolvo, dónde estarían los zapatos, debajo de la cama. Te estás levantando, dale que vamos a llegar tarde. Los agarró con la mano y bajó descalzo. Con la mochila en el hombro y la campera puesta, su hermana Ángeles estaba al teléfono. Escuchame, llamá a los chicos y movamos la charla para hoy, sí acá en mi casa les va a quedar mejor a todos, sí adelantémosla, pasó lo que les dije, acá también las calles se llenaron de mierda, dale, haceme la gauchada que me voy a la facu, no me da el tiempo boludo, meta, a las siete, listo quedamos así.

Todas las ventanas seguían cerradas. La mamá prácticamente ya no las abría. Entonces, se podía sentir el olor intenso de las tortitas en la cocina, el comedor e incluso en el salón que daba a la calle. Qué dicha qué jolgorio levantarse con la taza de té caliente y las tortitas en la panera, desprenderse de la cerámica fría, quedarse suspendido sobre la silla, bebiendo, sopando el pan, mirando de frente en la ventana de la cocina los álamos moverse con el viento de la mañana. Apurate que vas a llegar tarde, tenemos que salir, tomate el té y no te olvidés los cuadernos, pero ponete los zapatos qué hacés descalzo te vas a enfermar, qué chinito que no hace caso, vieja me voy a la facu, chau monito no comás tanto que te va a doler la panza, saludá a tu hermana, chau Ángeles, nena llevate la bufanda que va a correr viento, tené cuidado, y vos apurate dale. La mamá le puso la campera, los zapatos y salieron sin levantar la mesa.

Caminaban con prisa, lo que hacía inevitable arrastrar el barro hasta mancharse el pantalón. Atilio miraba cómo el paisaje había cambiado durante la noche: unos perros hurgando entre las bolsas apiñadas en la esquina, cajas y botellas de plástico desparramadas por la calle y montículos de barro podrido, una rata, y otra; y eso; era otra rata la que pasó por ahí. Los paneles que rodeaban la plaza en construcción se habían movido con la lluvia y dejaban ver las montañas de arena casi diluidas por el agua. Qué mugre, tené cuidado, ay señora puede creer qué asquerosidad todo esto. Una mujer se acercó trayendo a su hijita de la mano. Ahora me voy a tener que pasar toda la mañana limpiando la vereda y con esta baranda, a mí la nena se me enfermó la otra vez, ay qué le pasó, me descuidé y metió la mano en el barro para sacar una muñeca de las flacas, la tuve que llevar al médico y todo, qué macana, ya le dije que si no me hace caso la voy a dejar ahí para que le pongan inyecciones todo el día por malcriada, qué terrible.

Apuraron el paso. Ves lo que te digo ves que tenés que hacer caso si no te vas a agarrar algo y quién te dice que no tenga cura me tenés que hacer caso entendiste, mamá, qué, de dónde viene la basura porque tiene que venir de algún lado, no sé, debe estar escondida para que salga afuera, se cavan pozos o se tira al mar, deben ser pozos grandes huecos grandes debe haber mucha basura vieja que se mezcla con la nueva porque la basura no se va así de rápido y sale toda junta la vieja y la nueva, ay qué estás diciendo, quién sabe cuándo se usó esa botella que está allá o la muñeca que levantó la nena, mamá, qué cosa, pero por qué, por qué hay tanta, no sé hijo, donde hay gente hay basura.

 


Guillermo SevericheGuillermo Severiche (Mendoza, 1986) cursó la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Cuyo y el doctorado en Literatura Comparada en Louisiana State University. Reside en Nueva York desde 2016, donde realizó el MFA en escritura creativa en New York University. Ha publicado ficción y ensayo en revistas de Chile, Puerto Rico, España y EEUU. Sus obras de teatro han obtenido lecturas dramatizadas en Nueva York, Orlando y Madrid. En 2021 recibió el primer premio del Concurso de Dramaturgia Escena Abierta con su obra Vos. Su primera novela, El agua viene de noche, ha sido publicada por GG Editora en Argentina. Es el fundador de la serie de lecturas y talleres EN CONSTRUCCIÓN New Works by Latin American Writers. Actualmente, trabaja como profesor en Fordham University (Lincoln Center) y manager literario en IATI Theater en el East Village de Manhattan.