Paisaje visto a través de una esfera de vidrio

Otro, ventana, vos, él, ella. Martín Glozman

Foto: Marc Schulte on Unsplash

OTRO, VENTANA, VOS, ÉL, ELLA

Martín Glozman

 

Este es un relato enmarcado en la reflexión estética sobre una experiencia compartida de vacaciones en Mar Azul. Lo que viene son diálogos, voces, invenciones. Es ficción.

 

-Dijimos que ibas a hacer un esfuerzo para ponerte al día.

-Sí, está en mi ese viaje del consumo de lo real.

-No te es ajeno, pero escabullís el bulto en el ánimo.

-Soñé que debía hacer un trabajo transgeneracional, o lo lei en las runas, y luego soñé que profanaba la tumba de mis ancestros en BerlÍn y me traía fotos y vestidos de muertos a un bondi cultural de poetas y escritores donde se hablaba de peronismo, guerra gaucha y cuarentena.

-Me pregunto cuál es el horizonte de la lluvia que cae por las rendijas del hogar de los que nos equivocamos a la cultura, perdón, que nos dedicamos a la cultura.

-Tuviste un lapsus.

-Sí, pero vos no sos mi psicoanalista, porque dejé el análisis.

-Estás negando. ¿Pensás que te equivocás?

-Sí, sí, pienso que sí, me siento errado. Pero no en la decisión, sino en la economía, sin eufemismos, estoy tratando de entender la economía de la cultura.

-Querés llegar muy lejos en pocos metros, ¿cuál es tu camino?

-Íbamos por el horizonte y caía lluvia en la ventana de la cuadra de enfrente, nos veíamos tomando mate por la mañana y además de discurso queríamos hacer el amor, ¿te acordás?

-Sí, me acuerdo, era muy impresionante, buscábamos nacer de nuevo, el tiempo era muy lindo y por la noche bebíamos cosas que eran fuertes, nos movíamos en el espacio como estallidos de energía y yo admiraba tu disposición del cuerpo. Eras muy fuerte.

-Yo no sentía nada sin vos. Por eso me movía tanto, y tu economía era mi secreto.

-Mantenete en un tema por favor, M.

-Sí, si yo me muevo no siento nada porque soy uno con el todo, emano energía alfa de las cosas, alfa es un nombre que no es mío, lo ponen otros en la cultura de las cosas, los animales y los psicólogos, yo me movía y no dimensionaba mi zona de emanación de cosas, sino que la veía reflejada en vos como forma y molde de recepción de contenidos en la materia.

-Si, no sé si es así, porque me parece que vos producís ese contenido desde tu razonamiento inconsciente y danzarín pero quien actúa así, vos mismo en otra película, quizás no lo diría de la misma manera.

-Quizás, quizás, este soy yo, y vos ese que habla por mí. Yo te observo, cuando me dijiste que yo pensaba y decía cosas que te volaban la cabeza y te quedabas pensando, y vos que sos misterioso y yo admiro, compusiste una canción para mí.

-Boludo, sos un flash, escribís esto y lo vas a publicar.

-Quedáte en un lugar por favor, no te abismes pensando en el que te va a leer, vos mismo o quien, tus amigues, tus desconocidxs lectores. Hay una mezcla de olor a porro y plancha que entra en la ventana. Quédate en un lugar, volvé a lo que ibas a decir no te vayas, cuando te fuiste a bailar en los médanos.

-gracias por llamarme la atención, me distraigo, me voy, me abismo, no me puedo quedar acá. Sí, me abismo, pienso en el meta discurso, en hablar de esta escritura, en defenderla, yo la llamé mucho tiempo escritura espontánea, es una forma de la escritura hiperrealista, porque en el metadiscurso no reflexiona sobre la teoría sino sobre un grado de realidad intrínseco al acto mismo de escribir, como misterio, como mecanismo, como forma de la mente y del lenguaje, y como estética. Dicho esto, fuera de lugar, se va el misterio.

-Volvé.

-Te iba a decir que yo te dije que decías cosas valiosas, estábamos hablando les tres, pero vos no te pudiste quedar, no lo escuchaste, no te hiciste cargo, estabas esperando algo más, te sentiste incómodo y te fuiste hacia otro lado, sentiste que el elogio era una forma de poder, de ver desde afuera, y yo te estaba diciendo una entrega, frente a tu chica, mi amiga.

-Yo te contraataqué, te dije que vos te movías bien en el espacio, algo que yo sentía que yo no, que estaba quieto, aunque dijera cosas lindas.

-Busco que la escritura sea la ventana a algo nuevo, y no encuentro cómo hacer para que se abra esa ventana, porque doy con la esfera de la visión de un personaje que se inhibe, que tiene bronca, etc.

-Esas son las cosas que me pasan.

-No a mí, si no a una zona del lenguaje que dice, no a mí. Esa zona que escribe una máscara de la palabra, que puede ser leída, y tiene valor literario más allá de mí, por supuesto y que puede utilizarse para expresarlo todo, todo tipo de experiencias, miradas y personas.

-Yo estoy en una búsqueda, en una búsqueda de cambiar la mirada.

-Esto forma parte de eso.

-Pienso que escribir no lo perpetúa, ni lo demuestra, ni lo prueba, sino que lo pone afuera, en un ejercicio que permite transformarlo, y pienso que eso, además es parte de la definición de la literatura.

-¿Qué cosa?

-La capacidad de transformarlo.

-¿Toda la literatura es así?

-No, no, mucha sí. Pero es también una clave de lectura, más allá de cómo haya sido la clave de escritura.

-¿Clave de lectura?

-Podés entender que la escritura que leés fue un proceso de expresión, exploración y transformación y búsqueda. Que fue editado y corregido y procesado complejamente, y que a través de ambos procesos llega al lector con las manos del artista, sus huellas en la obra, una experiencia que se transfiere a través de la huella de la palabra, esta huella, más allá de toda la incertidumbre de los procesos.

-Por otro lado, a veces se desprestigia lo espontaneo frente a lo artificioso, pero cuántos recursos y procedimientos hay en lo espontáneo, cómo se decide sobre ellos y cómo se entrenan.

-Esta es mi ideología, mi poética.

 

-Quiero ser tu amigo para que me enseñes a moverme, me animes y me diviertas. Quiero trabajar con el cuerpo. Me duele la garganta y siento algo bloqueado que no puede salir.

 

-Al empezar a leer y corregir, recuerdo que empecé a escribir para transformar mi energía. Además la expresé y me contacté con ella. ¿Publicaré? ¿Editaré? Estoy en eso.

 

2

 

Ese momento presente en que me sentí acorralado por tus palabras elogiosas, no me pude sentir yo en ellas porque sentía hostilidad, sentía hostilidad porque estaba tenso, había fumado y no me podía relajar, y sentía que eso formaba parte del ambiente, estaba bien con eso porque era exactamente como era yo. Vos seguiste la corriente, y me dijiste:

 

-A mí no me interesa como estás vos y lo que sentís, yo te estoy diciendo lo que siento yo.

-Y yo te respondí, porque me diste pie, qué soy un muñeco de juguetería que me decís lo que sentís y no te puedo responder.

 

Y esta es una conversación de borrachos en navidad, deconstruyo el texto, pero que para mi se reviste de una complejidad muy grave, porque expresa digamos cuestiones de personalidad, astros, y arquetipos en el movimiento de la materia y el espacio.

 

-Qué denso.

 

-Uf, sí, sí, yo hago literatura, es porque me interesa, y quizás porque puedo dar cuenta de esos mecanismos, ventanas de lo espontáneo que se abren en la memoria del presente.

 

-Sí yo vivo pensando así, en esos loops. No es solo una conversación de ahogados, reviste de intensidad en la actuación del presente, allí donde se juega la vida. Dar cuenta de esto es motivo de una novela. Dar cuenta de esto es motivo de la experiencia de la escritura de la vida, porque no queda otra.

 

En ese momento presente, cuántas voces pasaron en las voces de la noche, cuántos serafines de vidas y mundos posibles.

 

Él me dijo:

 

-Cuando me dijiste se abre una ventana y hay algo del otro lado y vos le hablás a eso.

 

-Pero no te lo dije a vos, se lo dije a tu hermano.

 

-No importa /me dijo el copado, me dijo él copado.

 

Me lo diiste a mí, porque yo te escuché y me volaste la cabeza, y ahora agrego algo que no sé si él dijo:

 

Vos no te das cuenta las cosas que decís, y ahora agrego algo más, y el efecto que tienen en los otros.

 

Y es como si lo dijera mi mamá, que borré la primera línea del texto que decía, que dice que soy especial.

 

Es un rulo.

 

Vuelvo a la línea. Que abre otra dimensión que no estaba presente.

 

El hermano de él nos pasó la primera vez que fuimos a cenar juntos la grabación de un texto suyo, dramático, un monólogo. Yo me había perdido del tema, que después recuperaron y era muy importante y explicaba todo su viaje. Lo digo por la importancia de los temas que uno se pierde por estas formas y rulos del sentido de la materia en el devenir de los presentes y los tiempos.

El tema era importante, tenía que ver con un duelo. Lo compartieron con nosotres. Yo observé al escucharlo que era un parlamento dicho para el otro, algo que trabajo en mis textos y talleres, una ventana a través de la cuál enunciamos para una forma que palpita del otro lado.

 

Una ventana a través de la que se habla, en la que se escribe.

 

 

3

 

Es un rulo, se densifica, mi garganta arde y es como si algo saliera de ella.

 

Esa ventana, ¿será ridícula? ¿Me criticarán por ella? ¿Por aquella que soy admirado por él? Me corrijo: Que a él le sirve, más preciso. ¿Quiénes son mis detractores?

 

-¿Con quiénes querés quedar bien? Vos no sos este texto. Este texto no es tuyo. Vos tenes que liberar esta materia para que sea de otres, y este mecanismo tuyo, que vos desarrollás se libere para todes aquelles que les necesite, y les haga bien.

 

-La literatura tiene que hacer bien, y no les des el gusto a los que estén en el centro. Tenete confianza. No le tengas miedo a la literatura de auto ayuda. Vos estas muy bien formado. Todos se ayudan.

 

-Acordáte de tu sueño en el colectivo con poetas y escritores. Lo que viene es la red.

 

-Olvidáte de la pavada.

 

Tranquilo M.

 

 

4

 

Leo el uno, veo el abismo. Me abismo, el metadiscurso, me voy. Los médanos. El abismo. El miedo. El miedo a qué. Vivir con miedo. Miedo a qué.

 

Cuando dice frente a tu chica se podría leer de diferentes maneras, podría ser junto a tu chica. Ella es amiga de él, también podría ser que él se lo decía a ella hablando de mi en tercera persona. ¿Dónde está la espontaneidad en la escritura espontánea?

 

Él es director de una compañía de danza. Lo digo porque el diálogo parece un diálogo de borrachos sensibles. Por un lado, que somos sensibles, eso sí, pero eso en el sentido amplio de que la sensibilidad abre la percepción y te conduce hacia mundos misteriosos. De eso se trató todo el encuentro de días. Y digo lo de la danza porque cada une percibe desde su mundo interno y su propio despliegue de percepciones entrenadas por el oficio del trabajo con los lenguajes intrínsecos de la materia y el trabajo con otrxs expertos. Ella es psicóloga. El hermano de él es actor y mago. Además, había un clown y músico, una cocinera, una yamana del pueblo que lee registros akáshicos y un constructor de casas, su marido, que hizo el fuego y el asado.

 

Días después hice una lectura de registros con la yamana, quería abrir mis registros, cambiar de forma, aprender, ahora rompí con mi realidad y la estoy reconstruyendo. Esto puede ser otro cuento.

Tiene mucho sentido el rulo de la realidad, como una cosa lleva a la otra, en el azar de la vida abierta, y se reencuentra en el destino de las búsquedas y otra vez en esta historia narrada.

Yo buscaba abrir mi mente, necesitaba descansar después de esta cuarentena tremenda de trabajo y él nos ayudó.

 

5

 

Cuando dice, no a mí, que es una máscara, es a mí.

 


Martín GlozmanMartín Glozman, escritor, editor, docenteBuenos Aires, 1979. Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y Magister en Escritura creativa por la Universidad Nacional Tres de Febrero. Publicó los libros Salir del Ghetto (Tersites, 2011), Help a mí (milena caserola, 2012), No hay cien años (milena caserola, 2016) y Documento de María (La bestia equilátera, 2017). Editó la colección Naufragios en Milena Caserola y la colección diálogos en Caterva. Dirige el proyecto La copa del árbol donde dicta talleres de escritura creativa. Es docente también en los talleres de escritura académica en la Universidad Nacional General Sarmiento.