ph Ivan Cazenave
IMPRESIONES Y NOTAS A UN LIBRO SOBRE EL DIÁLOGO DE MARTÍN GLOZMAN
Como en las puertas de la percepción,
al trabajo de Martín puede entrarse por diversas aberturas, disrupciones o intersticios; pero también puede unx entrar haciendo la experiencia de un permanecer afuera como quien se atreve a un viaje astral.
En ese desprendimiento del alma que deja el cuerpo como si fuera una cometa sutilmente enlazada por su hilo de plata, Martín anuncia:
“Meditando en el suelo con unos sahumerios de Indochina, pude ver una línea recta que se suspendía en el vacío negro del espacio. Creo que era el diálogo.”
Hay un percibir, hay una experiencia.
¿Cómo reverberan con su luz y sus notas sonoras las palabras íntimas, cuando en el silencio y la quietud de la escucha alguien se dispone al acto de la escritura?
Leí a Martín Glozman tratando de componer esa alquimia, ese diálogo hecho de una confianza sagrada -así lo diría C. G. Jung en el Libro Rojo- un diálogo que se plasma entre el alma y el sí mismo.
El diálogo es posible porque hay una diferencia y la primera diferencia, la proto, la primordial, habita en ese corazón encendido que pulsa en cada una y uno de nosotrxs. Pareciera que entre el alma y el sí mismo hay un vacío, un espacio amable, fundante, para alojarnos y despedirnos, para llegar y luego partir.
Posiblemente sea esa la zona que visiona cuando medita, cuando avizora al diálogo que flota como una línea recta suspendida en el vacío negro del espacio, una zona, agrego, en donde el yo disuelve y calla, para que el cuerpo libere de la jaula y de su pájaro.
A veces, en ese hiato que existe entra las diferencias del sí, anida alguna emoción cuyo afán es colmarlo todo, rellenar bocas y huecos, y con una fuerza ensordecida amenaza cortar la sutileza del hilo de plata.
Es esa una experiencia de soledad tortuosa, un verdadero no poder estar consigo mismx, un cese completo del continuo fluir de acompañarse.
La poesía nos recuerda que Los vacíos no son para llenar (estoy citando a Yanina Giglio), la voz poética siempre señala y atiende al vacío como un lugar de errancia, inminente, necesario o como escribiera Nietzsche:
La grandeza de lo humano está en ser un puente y no una meta. Lo que puede amarse es su tránsito y su ocaso.
En la contratapa Martín nos cuenta:
Cuando era chico perdí en determinado momento la conexión con les otres. A partir de allí mi vida fue un desencuentro y un viaje interior para intentar reconectarme.
En el libro leemos su experiencia desplegada, la recorre como quien narra un pasado, pero también como quien activa un déjà vu, entonces habla con nosotrxs y con él, con el que fue y con el que es y con todxs lxs otrxs en todas sus variantes temporales, y nos lo comparte. De alguna manera, todxs dialogamos en su libro, es un convite que se precipita por fuera del tiempo.
Así acerca su experiencia del no lugar. Esa desconexión ha sido un mal encuentro con la soledad, una experiencia real, un silencio lleno, sin espacio, sin vacío, sin posibilidad de él, de estar él con él y él entre lxs otrxs.
Cuando se hace la experiencia de la des- habitación, no sólo se atraviesa un desierto, sino que se atraviesa la lengua, como si se desfondara en un caer lento y febril.
Por eso pareciera que Martín trae de su viaje astral, de su osadía o su odisea, una lengua nueva con la que siembra en este libro, una herramienta para dialogar de otra forma. Hay en sus páginas un modo no gravitacional del decir, como quien danzara al hablar.
Me recuerda a Rilke en El libro de las horas, cuando Dios se despide de aquel que va a partir de Sí. Aquel que va a partirse, que va a hacer la experiencia de la partición de lo divino para humanizarse y finalmente olvidar, en esa transustanciación, esa Otra Lengua Divina, Onírica, hecha por centurias de miles de bocas.
En El libro de las horas, entonces leemos:
Deja que todo te ocurra, la belleza y el terror. Ningún sentimiento es el último. No dejes que te separen de mí.
(…)
Cerca está la tierra que se llama vida. La reconocerás por su gravedad. Dame la mano.
En este trabajo, Martín Glozman alcanza notas poéticas fortísimas, ya lo ha hecho en otros textos, pero en este libro, en especial, se acerca a los visionarios y a las visionarias que traen una lengua que destroza la rutina, porque la vuelve imposible por tosca.
El diálogo que propone esta lengua convoca a otro pensar y a otra acción, es una lengua de comunión en la diferencia, una invitación a dejarnos habitar por el vacío, para alojarnos en él, más no sea de manera intermitente, para atender a lo abierto, a esa lengua que habita el hiato con su textura de silencio, donde la línea suspendida flota entre unxs y otrxs como un cordel de plata que trae la perplejidad de lo vivo.
Después de la experiencia de diálogo que Martín propone creo que es posible atender a esa idea de Jung:
La vida que aún podrías vivir, deberías vivirla.
El bienestar decide, no tu bienestar, no el bienestar de los otros, sino el bienestar.
El Bienestar está entre mí y los otros, en la comunidad.
Entonces, si el astro de nuestros nacimientos ha sido una estrella errante y en continua transfiguración, su centro será para siempre inubicable. Por eso como propone Martin en este libro, habrá que nacer, mas que renacer, vez a vez, en todos los tiempos que abre el diálogo.
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Nota final
Este libro lo editamos junto a Daniela Mac Auliffe en la colección Agalma, en Buena Vista Editora, Córdoba 2022- La tarea y la experiencia dialógica de su edición fue un acontecimiento y un grato aprendizaje entre los tres.
Nota de la edición: El presente texto fue una contribución amorosa de Vanesa Guerra a la presentación de Un libro sobre el diálogo en 2022 en el Museo del Libro y de la Lengua junto a Buena Vista Editora y la Colección Agalma. Aprovecho una vez más a agradecer a Vanesa y Daniela Mac Auliffe por el proceso de edición dialógico durante los años 2020 y 2021.
Vanesa Guerra es escritora y psicoanalista. Algunas publicaciones: La lengua del desierto- notas. Colección Agalma- dirección Alejandro Schmidt. Buena Vista Editora. Córdoba 2020. Con Beca de Circulación y Promoción 2019 del Fondo Nacional de las Artes. Walser, traductor del limbo. Un ensayo. Bajo la luna, 2017. Buenos Aires. Síndrome del Montón (novela). El 8vo Loco y Tren en Movimiento Editores, #ColeccionFueradeSerie Argentina, 2016. (Novela Finalista en La Resistencia Editorial Alfaguara y elFoco.com, México 2001) Cómo sopla el Serpentino cuando no canta el gallo (novela) Editorial Bajo La luna, 2012. Buenos Aires. La sombra del animal (relatos) Bajo La luna, 2008 – Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes; Argentina 2007. Metáforas del lunar conyugal (relatos) Colección La Buena Pipa. Editorial Nueva Generación, 2000. Buenos Aires. Próxima publicación: Dónde tienen la boca estos peluditos? Libro de cuentos con primera mención de honor en FNA 2019. A partir de Julio de 2021, codirige junto a Daniela Mac Auliffe la Colección Agalma de poesía y ensayo. Buena Vista Editora, Córdoba.