EL ZOOLÓGICO COMO EL LUGAR COMÚN: APROXIMACIONES A UNA PERSPECTIVA ECOCRÍTICA
Sergio Cerdan
“Nos encontramos los bichos”
Desubicados (2008)
Desubicados es la primera novela de María Sonia Cristoff[1]. Es la obra que marcaría su recorrido narrativo hacia un nuevo mundo: “Este libro, uno de mis amados, surgió […] a partir de un tipo de lugar determinado, el que fuera” (2021). De alguna manera, esta cita nos da indicios del título, del espacio seleccionado por la narradora (banco de un zoológico) y de cómo surgió la creación de esta inmensa novela. Al mismo tiempo, nos dice que se puede “escribir con lo que hay” (Kamenszain, 2016), con lo que está ahí, con lo autoficcional o, mejor dicho, con esos deseos de querer regresar a un lugar de tranquilidad. Por esto mismo, nos lleva a pensar en su vida misma, en el momento que Cristoff combina cotidianidad e intimidad.
Esta novela trata acerca de la vida de una joven que tiene problemas para poder dormir en su departamento; según ella, hay unos vecinos que mantienen relaciones sexuales, constantemente. Esos sonidos no la dejan conciliar el sueño. Por esto mismo, decide buscar alternativas para saber qué pasa allí y cómo se puede solucionar dicho conflicto. Luego de esto, encontró el antídoto para paliar esta situación indeseada. Ella buscaba escapar, salir y tomar aire en un lugar en el que se sienta cómoda, en un banco: “Es la gran ciudad la que me empuja al zoológico” (2006, Cristoff). Allí comienza el verdadero problema: entre reflexiones personales e información ecológica.
En función de esta última idea planteada, podemos sostener que, detrás de esta increíble narración, se esconde “una intimidad inofensiva” (Kamenszain, 2016). Esto quiere decir que hay una protagonista que nos cuenta sus experiencias, sus reflexiones, sus puntos de vista de un determinado tema. Nos hace ser parte, nos deja ser cómplices de aquellas anécdotas. La novela muestra, de forma muy evidente, la desubicación que, muchas veces, podemos tener las especies, sin importar si somos humanos o animales. Por lo tanto, podemos pensar el activismo medioambiental como dispositivo de invención literaria.
Para poder reforzar nuestra idea, podemos señalar que la relación entre esta historia y la ecoliteratura es muy fuerte, ya que las luchas del presente impulsan a reconocer, en algunas zonas del pensamiento y activismo contemporáneos que buscan en los conceptos de lo viviente y lo medioambiental las claves para una crítica de las formas de explotación y exterminio. ¿Es posible imaginar una reconciliación entre lo humano y la naturaleza (es decir una reinvención de la subjetividad en la que ésta sea ya un “medioambiente”) que no rehúya su carácter histórico (es decir que escape a la cosificación del pasado propia del tiempo mítico)?
En otras palabras, la novela está al servicio de la ecocrítica (o viceversa), ya que esta se encuentra dedicada a la representación de la naturaleza en las distintas obras literarias. En este caso, la historia muestra un interés en aplicar el uso de conceptos de la ecología. De esa forma, establece una conexión entre la obra literaria, la autora y esta ciencia ambiental. Así, podemos arriesgarnos a decir que, en Desubicados, se observa un compromiso de incitar una conciencia ecológica a través de la literatura. La narradora-escritora es una ferviente luchadora y defensora de los derechos de los animales. Sin embargo, quien encarna, aún más, este estereotipo es Beba, una rescatista, a la cual la protagonista conoce en uno de sus viajes.
La ecoliteratura se muestra preocupada por las construcciones literarias del ser humano en relación con su entorno natural, y de ahí el interés por poéticas ligadas a movimientos como la ecología, al entorno natural, a las especies, a todo lo que la compone. Esto lo podemos ver en la serie de citas o referencias bibliográficas que forman parte de la trama, como por ejemplo el libro La vida de los animales, de Coetzee. Esto se puede conectar con esta idea de preservación, de protección y de salvación.
Por otro lado, el relato nos va llevando hacia la relación entre lo humano y lo animal. La protagonista hace mucho hincapié en que ella se enfoca no en casos particulares, sino en lo general. Por eso ella analiza la vida de lo animal. En esa tensión entre ambos seres vivos, está el puente con el título. Los desubicados son los que vienen del sur a la gran ciudad, o aquellos pobres animales que no tienen un espacio definido para estar y vivir: de la naturaleza al zoológico; de allí a una reserva y así puede continuar la cadena de desplazamientos, o, mejor dicho, esa falta de pertenencia a un lugar determinado.
Por lo dicho en estas últimas ideas, podemos destacar que entre la protagonista de la novela y los animales que la acompañan, mientras ella se encuentra en el banco, existe una mimetización. Como lo deja explícitamente, el epígrafe seleccionado: tanto ella como ellos son sapos de otros pozos. Al mismo tiempo, estas instituciones, que se encargan de asistir a dichos animales, sienten culpa, arrepentimiento e intentan “remediar” lo ocasionado. Por lo tanto, hay científicos que buscan recuperar la destrucción de la naturaleza.
Por todo lo mencionado anteriormente, podemos ir cenrrando esta reseña al proponer posibles miradas acerca de la narrativa de esta novela de no ficción: por un lado, retomar la idea de literatura postautónomas (Ludmer, 2006) como aquellas escrituras del presente que crean a partir de zonas urbanas y la pertenencia a determinados territorios. Esta es una de las tantas obras que desarma la frontera entre “la literatura y la vida real”; por otro lado, pensar este relato desde el giro autobiográfico (Giordano, 2008), ya que se lo puede clasificar dentro de “las novelas del yo”, de esa espectacularización del yo (Sibilia, 2008). Estos son algunos conceptos que se podrían abordar en futuros trabajos de análisis sobre la escritura de Cristoff.
En síntesis, Cristoff solo necesitó para crear: una narradora (y escritora) del sur, un banco de zoológico, ese lugar común; algo que los una, tal como ser humano y ser animal, una causa de lucha, de resistencia, de militancia, de crítica hacia los indefensos, los vulnerables, los desubicados, básicamente. Ese cruce entre lo ecológico, lo científico, lo social y lo literario hacen que la novela no sea una más del montón, sino que esta se destaque por su originalidad, por su transparencia y su testimonio de lucha, más allá de lo ficcional. La literatura puede ser una gran arma de concientización, de valoración y de reivindicación de la naturaleza,
[1] Escritora nacida en la Patagonia argentina, en Trelew, en 1965. Vive en Buenos Aires, desde principios de los ochenta. Es autora de varias novelas y antologías literarias.
