Muchas hojas colocadas en filas.

Lo popular y lo experimental. Martín Glozman

Foto: Erol Ahmed on Unsplash

LO POPULAR Y LO EXPERIMENTAL

Martín Glozman

 

I

 

Ya nadie en el salón, solo les poques que quedábamos, nos mirábamos las caras y buscábamos la realidad.

 

Me distraigo. Se abren ventanas. Me agarra la bilis negra. Vuelvo.

 

Eramos poques en el salón pero estábamos abiertos al mundo. En el callejón sin salida del barrio de un montón, el tanque de gas prendido a un fuego comunal en el que estábamos. El pueblo y lo experimental.

 

Yo lo puedo justificar, pero además hay referencias históricas, las vanguardias rusas y el realismo socialista parecían ser cosas antitéticas, pero todes querían llegar al otre y había una conciencia de realidad. Había, desde ya, dilemas históricos y debates teóricos. Y cada voz encaraba una perspectiva diferente. Trotski, Lunacharski, Mariategui, pero también Maiakovski, Pasternack en su Salvoconducto, Shkklovski en su Viaje sentimental, y tantos otres que experimentaban una vida de lo real revoltosa y lo representaban, sí, experiencial y experimentalmente, pero también orientada hacia todes les otres. El lector del vanguardista es el mundo, será el mundo futuro pero es el mundo todo, el que hay que transformar.

 

Y esto, muchaches, es lo que nos une. Al mas vanguardista y experiemental lo orienta una transformación de la vida y la experiencia a partir de lo micro, de lo personal, de los vínculos, de las representaciones y del lenguaje.

Pero esta transformación, y esto se sabía en la revolución rusa, no es posible si no se transforma también el pueblo, la pobreza, los márgenes. No solo por una cuestión idealista, y de justicia de clases, sino también porque allí está el lenguaje en ebullición, y el trabajo.

 

En la dureza del lenguaje del trabajo está también la solidaridad de los compañeros, de los vecines y del pueblo. Hay ahí una verdad de la justicia del pueblo. La orientación humanitaria y verdadera de que la injusticia social sea resuelta.

 

La transformación es subjetiva y colectiva a la vez.

 

Por eso el cambio es colectivo e individual.

 

Llegaremos al cielo, en otros términos, quizás solos, por santos, pero no nos podremos liberar, si no esperamos a que lleguen todes. Y para extremar y extrapolar a otro lenguaje: hasta el último pecador.

 

Eso pensé una vez. No podré entender la humanidad si no me pongo en la piel incluso de Hitler. Lo hice, justo antes de la locura.

 

Pero antes de desacreditar mi propio punto de vista quiero sostener, que el lenguaje es hermoso, es de todes, y debe construir un vínculo diferente, en contra de todo lo consensuado, para liberarnos y hacernos diferentes, pero también debe construir, un muro de piedra que albergue a un ser humano que necesite dormir y refugiarse del trabajo cotidiano y de la intemperie, del dolor de las manos que produce el trabajo físico. La plata que no hay para construir una casa, la habrá para construir un texto que sea trabajo y se pliegue en su mundo, el mundo de la contradicción, que en todos los barrios también hay.

 

No todo es afirmación, porque en el barrio se cuestiona el trabajo del que no usa las manos para trabajar. Depende con quién hablamos lo que decimos.

 

Yo siento que mas allá de la polémica, hay una comunidad humana de voces y heterogeneidad.

 

No veo una polémica más que en el oyente, porque la realidad no se estructura por contradicciones, o dicotomías sino por un espectro amplio de impresiones. En el árbol las hojas son diferentes pero hacen a un coro que expresa una verdad: la lengua es nuestro instrumento y mientras más enriquecida, más nos nutrirá y nos permitirá enriquecernos en nuestra experiencia.

 

¿Estamos aún posibilitades de escuchar nuevas voces?

 

Lo experimental y lo popular van de la mano.

 

II

Después de escuchar tantas voces tan hermosas ya no sé qué sentido tiene la mía, soy como un mediador, me dan ganas de hablar cuando veo un sentido intermedio, es mi profesión, mi vocación. Pero también tengo historia propia, cómo llego a esto, cómo se desarrolla mi singularidad. Si no es desde el dolor me cuesta sostenerla, porque me parece que carece de singularidad, así que me dedico al diálogo, admiro los relatos de les otres.

 

Creo que un proyecto tiene resonancia en lo humano y la hermandad, la mas próxima, les experimenatles, y la más lejana, la pobreza y los confines. Si no se orienta a la resolución de esas condiciones a través de la proliferación de relatos un proyecto no tiene fundamento.

 

Cuando era joven íbamos a un confín cualquiera, el del fin, el de la esquina del barrio del otro, allí encontré a una novia querida, la amaba, éramos muy jóvenes, casi niñes, eramos niñes, la amaba como a mi mismo o más aún, la deseaba, no sé todo lo que significaba ella para mí. Se llamaba …imor. Era el ideal. Mucho tiempo después la vi y ya no lo era, eso es mas triste. Pero en esa infancia ideal que viví durante dos años y poco más me enocontré con ciertos logros que me sorprendieron. Contaba esto porque quería llegar a algo romántico y abierto, pero veo que lo mío va por el pensamiento. …imor tenía el pelo cuadradito, era israelí, muy muy inteligente, y muy humilde, yo sentía que era muy amorosa, y como tímida, era la mejor de la clase, pero además de eso, como que siempre se cuidaba, era como medida, pero no por eso menos espontánea. Y yo la amaba. Había un amigo que se llamaba como yo que también la quería. Las demás chicas creo que también podían queremos. Pero los dos la queríamos a …imor. Era el colegio sefaradí de Barcelona, vivíamos en la emigración. Éramos chicos judíos de padres que habían migrado a Barcelona. De Londres, de Israel, de Argentina, y la hija de la secretaria del colegio catalana. Hay como un tono irónico en lo que cuento. Porque es una ventana a algo real que busca conmover, sobre todo a mí mismo. Pero te digo la verdad, estos días estuve pensando en esto mismo, y por eso lo escribo. Lo hablé con mis interlocutores naturales, ahora que lo pienso.

 

Y esta es mi propia invitación a vos, a compartir, a contar tus historias, tus relatos, a analizar en tus relatos con la naturaleza de la belleza, de la verdad compartida.

 

Esto está basado en el amor, en la verdad, en la conciliación, en la sujeta y el sujeto que lee y se transforma con el otre en la vida misma de la comunión y la comunicación, y en quién sufre y no puede relatar porque no tuvo alfabetización. La literatura es la misma y es para todes, cuando los dos ejes de abscisas se junten haremos la revolución, que quizás quién sabe entre las vanguardias y los populismos, ya estemos haciendo.

 

Creo que por último: lo experimental es popular porque trata el lenguaje más allá de lo común, más allá de lo convencional, previamente consensuado, y en ese ejercicio de volver a consensuar y decir como si fuera la primera vez está la posibilidad de entender de toda mente el mundo, un mundo más allá y más acá de las definiciones. Un mundo abierto a la verdad y el sentido de lo que se dice y es para el otro, para el encuentro, para el punto en común de la vida misma y de la convivencia.

 

Lo traduzco, mi tesis: lo experimental es más fácil de entender, y más profundo, más popular por eso y de mas largo alcance.

 

Creo mucho en lo popular. Y en el sedimento del lenguaje de la enseñanza cuando hay una necesidad concreta de aprender.

 


Martín GlozmanMartín Glozman, escritor, editor, docente (Buenos Aires, 1979) es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y Magister en Escritura Creativa por la UNTREF. Publicó los libros Salir del Ghetto, Help a mí, No hay cien años y Documento de María. Coordina la Plataforma de difusión y desarrollo de literatura La copa del árbol donde realiza además talleres de escritura creativa. Dicta talleres de escritura académica en la Universidad Nacional General Sarmiento.