Muchas cabezas de muñecos

Otra lengua: otras corporalidades de la memoria. Vanesa Guerra

 

ph: Tapio Haaja on Unsplash

OTRA LENGUA: OTRAS CORPORALIDADES DE LA MEMORIA

Vanesa Guerra

 

Invoquemos a la lengua poética para que nos regrese la voz que hemos perdido, porque antes que la lengua del amo nos apresara con sus dominios, supimos ser mágicxs, levitantes y límbicxs. Restituirnos a la poesía como reciénvenidxs podría ser el designio.[i]

Si la memoria que habita nuestras vidas es múltiple y plurífica, ¿por qué se ciñe y se apoca a un decir en singular?

Es este el dolor del yo, su pathos de exclusión, su mutilar prolijo.

El trabajo de la memoria se nos ha vuelto familiar, buscamos reconocernos, apaciguarnos en una cartografía que suponemos siempre idéntica, referencial, prefija; sin embargo, la maquinaria que organiza la memoria es extraña a ese delta caudaloso, inquieto, que nos habita y habitamos; la maquinaria yoica trabaja para evitar que nos extrañemos de sí/ de nxs  -del yo plural: somos legión en el recuerdo-; el verbo extrañar, que activaría potencia y pregunta como herramienta de movimiento y de cambio  -me refiero a la posibilidad de transitar la vida en un estado de pregunta que abra y empuje hacia esa expansión de conciencia y no a la ansiedad de hallar respuesta que selle o fije la experiencia-, ese verbo, extrañar, poderoso, se vuelve inactivo por este dispositivo bañado en una lengua familiar identitaria, que podríamos torpemente formular así: A igual A; este cálculo permite que la historia y los fantasmas que ha despertado o adormecido la memoria no nos resulten engendrados desde la ajenidad; por eso decimos que la función que ejerce el yo, es función de síntesis, de propiedad, de cerramiento y sentido.

Cuando el yo vacila o se agrieta, habilita en su quebranto el arribo a las formaciones del sueño, a los olvidos, a inesperadas irreverencias lingüísticas, lapsus, actos fallidos, risas, zonas confusionales. Lo pienso no solamente como una psicopatología de la vida cotidiana tal indicara Sigmund Freud con genial escucha en 1901, sino que además las reivindico como formaciones minoritarias en el sentido de reservorios revolucionarios.  Así es que cuando el yo colapsa mínimamente, la memoria muestra su acopio desbocado, su vitalidad, su nunca pasado entendido como archivo fósil; por el contrario, su fluxión semeja a los innúmeros sentidos o direcciones de los ríos que componen la tierra; algunos son visibles, otros atraviesan vastas regiones en la pura invisibilidad. Como un velo que se corre, el yo agrietado trae el temblor primero de la angustia por venir, un modo de alerta en el que no se aprecia tanto la nitidez de todxs los que nxs habitamos -tesoro oculto del ser/potencia- como el malestar, la incomodidad que produce eso que llega tan de otro lado, tan otrx, con un destino más rebelde que indesci-frable, excepto el único fácil de admitir: el de corromper, o al menos poner en cuestión un sentido lineal en el que estamos contenidos, aunque no necesariamente a salvo.

T. Sturgeon, en alguna de las vueltas, acerca una idea de la otredad: uno de sus personajes confiesa padecer el horror de tener los sueños de otro, los recuerdos de un otro, hay un otro implantando (en los tiempos de Sturgeon esa palabrilla no cuenta como hoy) hay algo allí, en él, algo que ignora y presiente, y que se hace lugar sin llamar a la puerta, tomando el espacio y el tiempo.

La formulación Yo es Otro, deviene de una zona experiencial; el surrealismo abrevó en ese espíritu, mas no estaríamos refiriéndonos tanto a esa práctica, aunque la incluya, como a una necesidad política que se nos impone, la idea sugerida es que habría un posibilidad experiencial del YO es Otrx que facilitaría desactivar al otrx como entidad peligrosa, como objetivo a eliminar, a exterminar; la fórmula invoca a las fuerzas que resisten y desvanecen los estados de excepción -seductores y convincentes- tan lubricados en estos días.

Dicho en otro sentido, la supresión del otrx, de la otredad inasible e irreductible en el Yo, le destruye su agalma y su procedencia de exilado.

Hay dolor en esa manera de afincarse, una cerrazón caprichosa, un afán de esclavitud, porque el Yo en tanto Yo soy, impone un modo lineal de concebir el pasado, el presente y el futuro, abonando una matriz del adoctrinamiento que cada quien hace de sí. Adoctrinamiento que se transmite adoctrinando y que las derechas viejas y nuevas supieron y saben usar e inocular.

Por eso, hay una ley de gravedad activa en esa identidad que es pura captura. La captura aplana la memoria e impone una lengua que semeja un código de barras: la lengua del amo.

La memoria es un movimiento y una errancia, una sucesión de reescrituras y retraducciones yuxtapuestas, está viva y es cambiante, muta, va en fuga, es plural y más que plural: multívoca, pues de cada cosa tiene infinidad de imágenes registradas: a la ligera y con detenimiento, en huida y en contemplación, hechas y sin hacer, resueltas y en devenir, no solo es lo que pasó, sino también lo que podría pasar y aun lo que podría haber pasado. La conjunción de tiempos y sus posibilidades también son nuestra memoria, por eso a veces tenemos recuerdos que no nos resultan propios, no nos pertenecen, se palpitan ajenos, no tanto porque los haya vivido quien está del otro lado del muro o del océano o del estrecho, sino porque hay una zona real donde el yo es otrx, un otrx que elidimos, que no dejamos de amurarle, suprimirle, alejarle, impedirle la es-tancia, vez a vez, atravesadxs, obligadxs, capturadxs por políticas globales que trabajan entre nosotrxs con planes muy precisos. Como pequeña muestra asumimos que hemos dado un click no hace poco: atiendan, si no, a Cambridge Analityca y su feroz arte de manipularnos.

¿Cuántos cuerpxs habitan nuestra memoria? ¿Cuántos cuerpxs somos fuimos seremos? ¿Y cómo habita la memoria en los pliegues del cuerpx? Y ¿los cuerpxs, entonces, que no ignoran su estar en todos los tiempos, en la conjugación de todos los tiempos, lxs cuerpxs, que a veces se autoperciben ombligos temporales y cuando reciben o dan una caricia despiertan o evocan un amor o un dolor de otra época -porque sólo en la curvatura del tiempo, en la torsión del espacio-tiempo, las inúmeras corporalidades acontecen… oh ¿cómo vamos a traducirles con un Yo Soy tan precario y adormecido?

Plegaria junto a esa niña gitana que nos contó Pina Bausch:

¡Bailad, Bailad, sino estamos perdidos!

Son lxs cuerpxs movimiento; como fulgor de lo posible habitan el resplandor del presente, las innúmeras bocas del recuerdo, las abiertas visiones del futuro.

En clave musical intuimos que la memoria también es memoria del futuro, siempre hay porvenir en el recuerdo porque es la cifra que libera la traducción del deseo.

Lxs cuerpxs se ofrecen a la danza cuántica de la memoria abierta, conjugada entre devenires, y como cartogramas del tiempo y del espacio, van reescribiéndose descatalogados en la zona nueva de una luz naciente.

Traducirnxs será hablar con nuevas bocas,

¿no son lxs cuerpxs una emoción innúmera?

 


[i]  Sobre la x en el texto: advertí por primera vez las palabras intervenidas con asteriscos, arrobas y equis, en 2005, en un diálogo entre Mauro Cabral y Gabriel Benzur que titularon Cuando digo Intersex. Hoy a esas palabras podemos leerlas en voz alta como una e a cuenta de un lenguaje inclusivo. Pero, entonces, ¿por qué no escribo con e? Quizá porque necesite la compañía de algo material que exceda en su impronunciabilidad la lengua escrita, esa impronunciabilidad no deja de ser una representación; quizá necesite evidenciarme lo inadecuado que habita la lengua cada vez; aprecio la gracia del hipo disruptivo en medio de las palabras que nos nombran, por sobre todo en aquellas que acuden nombrarnos. Porque las palabras serán como la felicidad, palabras que nunca nos encuentren, que siempre nos orbiten; a diferencia, y no a oposición o acción binaria, de la lengua del Amo que busca scanear, arrinconar, coptarnos en alguna identidad sin velo que nos clausure más de lo que podría amparar. Porque para el caso ¿quién cree realmente ser en el nombre con que fue nombrado? El nombre con que nos buscamos en la urgencia intemporal de lo íntimo es siempre un llamador secreto por su franca imposibilidad verbal. La palabra es un acto de fe. Un saber hacer con lo ausente.

Resistirse a la sociedad de la Transparencia (para decirlo con Baudrillard, Byun Chul Han y ¡Roger Corner! aquel director que enloqueció mi infancia con X -The man with X ray eyes (1963)- desesperándome en un grito: ¿Dónde! ¿dónde pueden no verme? Y dónde, ¿dónde puedo dejar de ver? Del panóptico de Bentham a la hipercomunicación, al griterío de la feria virtual, a la acumulación, a las adiposidades obscenas en las que nos amasamos indiferenciadamente. Y también, de la demanda enloquecida del Otro a… ¡oh! las cosas no han salido nada bien; atiendan, si no, a estas irradiaciones populares que resuenan en algunos cancioneros argentinos > Te quiero/ más que a mis ojos te quiero/ y si me quitan los ojos/ te miro por los aujeros <

Un sin final, una ceguera imposible que redobla la tragedia de Edipo cuando se arranca los ojos. Para el caso, tanto en X como en el versito más feroz del siempre lobo invisible, los nuevos ojos no tienen párpados.

Por eso, ando y escribo por la sombra con una pequeña x de sonoridad asterisca- arrobadora, porque la noche oprime y la sombra en compañía es una gracia.

Plegaria: Lengua, resístenxs a ser hacienda marcada a fuego/ resístenxs al Ojo Ígneo de insaciable engorde.

 

Notas sin numerar:

 

Sobre los Reservorios revolucionarios: Paul B Preciado entrevistada por Tania Adam: www.youtube.com/watch?v=04Uibmsg0zc.

Sobre Cambridge Analityca Nada es privado. Karim Amer, Jehane Noujaim, Documental. 2019.

Sobre la niña gitana: Pina. Wim Wenders, Alemania 2011 – Coproducción Alemania-Francia-Reino Unido; ZDF / Neue Road Movies.

 

Otra lengua: otras corporalidades de la memoria es un fragmento del libro La lengua del desierto- notas. Trabajo que obtuvo la Beca de Circulación FNA 2019. De próxima aparición por Buena Vista Editora- Córdoba, 2020.

 

 


Vanesa GuerraVanesa Guerra ha publicado Walser, traductor del limbo. Un ensayo. Bajo la luna, 2017; Síndrome del Montón (novela). El 8vo Loco y Tren en Movimiento Editores, #ColeccionFueradeSerie Argentina, 2016. (Novela Finalista en La Resistencia Editorial Alfagura y elFoco.com, México 2001); Cómo sopla el Serpentino cuando no canta el gallo (novela) Editorial Bajo La luna, Argentina 2012; La sombra del animal (relatos) Bajo La luna, 2008 – Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes; Argentina 2007; Metáforas del lunar conyugal (relatos) Colección La Buena Pipa. Editorial Nueva Generación, 2000. Co-organizadora del ciclo Recital de lecturas y licores en Caburé San Telmo desde 2018 hasta la actualidad. Ejerce como psicoanalista en Ciudad de Buenos Aires y Carmen de Areco.