Un fósforo encendiéndose

La luz de un fósforo. Mariana Docampo

Foto: Elia Mazzaro on Unsplash

LA LUZ DE UN FÓSFORO

Mariana Docampo

 

Andrea no me responde, no parece convencida de lo que acabo de decirle.  Estamos sentadas una frente a la otra en el banco de una plaza y ella mira las ramas del alcanfor, que se extienden por encima de nosotras y hacia nuestros costados.  Como llovió por la noche, hay mosquitos y trato de espantarlos rociando todo con Off.  Andrea quiere hablar ella.  Se inclina hacia adelante para decirme:

—Vos estás sanando heridas de tu infancia.

Miro una fila de hormigas que va hacia un agujero en la tierra.  Se van metiendo, una a una, en el agujero. Agarro un palito y les interrumpo el camino.  Ellas avanzan hacia su objetivo a pesar del desvío que les impongo.  Me doy cuenta y devuelvo el palito a la tierra, lo más cerca que puedo del camino de hormigas. Miro a Andrea, sin mirarla.

—Andre, ¿conocés a Loie Fuller?

—Si.

—Bueno, vi a C en mis meditaciones como a la Serpentina de Loie Fuller.  Venía del pasado: los volados verdes del vestido, la cabecita como de abeja —Andrea hace un gesto como de que entiende—. Nos venimos encontrando y desencontrando en muchas dimensiones —me paro y doy algunos pasos debajo de la copa del árbol.  Me pongo las manos en la cintura—.  Yo quería avisárselo.  ¡Pero ella ni conecta! Es desesperante, parezco loca.

—Mmm… Yo lo veo más como una cuestión de tiempos. Cuando menos lo esperes, toca el timbre de tu casa.    

Hago como que no escucho.  Insisto:

—Incluso hay un corto de Lois Fuller donde aparece en el escenario, antes que ella, un murciélago grandote movido por hilos o alambres. ¡Y al murciélago también lo vi!  En Mar del Plata, un mes después del primer encuentro con C.

Andrea levanta la cabeza y mira una hoja del alcanfor, como si estuviera leyéndola.  Es vidente, pero me asegura que la videncia es una capacidad que adquirió con la práctica, y está enseñándomela.  No se trata de leer el futuro, sino las relaciones ocultas entre las cosas.  Se agacha porque encontró una vaquita de San Antonio que camina en el pasto, y la sigue de cerca con la mirada.

—El tema de las reencarnaciones es más de los Registros Akashicos —me dice—, en las lecturas de aura se trabaja con los “espíritus atendientes”.   Son entidades que vienen a sanar a través de nosotros.

—Sobre eso quería hablarte.  Lo vi en mis meditaciones. Lo llamo “la otredad que se pega”.

Andrea me mira pero enseguida baja los ojos.  Me doy cuenta de que no está segura de que lo que digo es lo mismo que ella dice.

—Mmm. Sí, hay de todo en el astral.

—Pero no me refiero a los fantasmas, ojo.   A ellos los percibo como sonidos, o sensaciones.  A veces es una concentración de la luz o de la sombra en alguna zona de la casa o del jardín.  Pero en general no me engancho con eso porque me da miedo.  Esto es otra cosa, es algo abstracto, una geometría, una estructura profunda.  ¿Te puedo leer mis notas de esa noche?

Tengo mi cuaderno a mano, así que lo saco del bolso.  Pero Andrea no me deja leer.  Habla ella:

—Venimos de mucho tiempo de censura.  Pensá que en la Edad Media se quemaba a las brujas, y después también.

Andrea hunde el taco de su zapato en la tierra y va empujando un montoncito hacia el hormiguero.

—Escuchá mi visión —le digo—, te leo: Anoche soñé con una jaula, pero no era exactamente una jaula sino un interior con aberturas.  Esas aberturas conectaban con otras realidades.  Los barrotes circulares se cruzaban en el centro con los barrotes de las otras esferas.    La clave era abrir mi percepción a los otros espacios, pero manteniéndome en mi lugar.  “No tengo que quedarme impregnada del espacio de la otra entidad—susurraba mi voz en el sueño—.  Es una versión de mí misma en otro plano: “la otredad que se pega”, o bien, “los adherentes”, porque muchas veces se mezclan con quien soy en esta realidad.   Por eso es tan necesaria la limpieza de aura”.

Ella se queda mirándome.  Vuelvo a hablar:

—Escribí después:  los bebés cuando nacen llegan con “adherencias”.

Andrea arranca unas hojitas de una rama del alcanfor.

—Le voy a hacer un baño de vapor a mi hija, que está resfriada.  Esto es genial para abrir los pulmones. Llevate algunas vos también.

Yo pongo las hojas en una bolsita que tengo en la cartera.

— El mes que viene vamos a hacer meditaciones con los árboles —dice mirando el alcanfor como si fuera un ángel alargado y transparente, con sus cabellos ondulándose hacia nosotras.

Cuando Andrea se va, me quedo sola en el parque.  Hay una bruma baja, y yo llevo mis ojos a la fila de hormigas, que sigue su cauce como un hilo de agua negra.  Pienso en C, pero no la de esta vida, que no quiere reconocerme, o decide no hacerlo, por un dolor antiguo, o un temor, o quizás…, no sé.  Hubo un estallido, en otro tiempo, en otra dimensión, tal vez, incluso, en otra galaxia.  Pero son las mismas almas, la suya y la mía.  El corazón rompió los barrotes de la cárcel, y descompuso la luz como en un prisma.  Me llegó la imagen de esa vida, brilló fuerte, iluminó los demás círculos, replicada en todas partes, como por muchos espejos. Y no hubo forma de detenerla.  La luz de un fósforo fue; es ese fulgor.  Y rápidamente, se apagó.

 

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Mariana DocampoMariana Docampo es escritora y licenciada en letras por la Universidad de Buenos Aires. Tiene publicados seis libros de ficción: Al borde del Tapiz, El Molino (premio Fondo Nacional de las Artes), La fe, Tratado del Movimiento, La familia y V; y la crónica autobiográfica Tango Queer Buenos Aires (Beca del Bicentenario 2016). Es profesora de escritura en distintas instituciones y coordina talleres literarios de escritura y de lectura de manera privada.  Profesora de la materia Lectura para escritores III de la carrera de escritura creativa de Casa de Letras.  Desde el año 2011 dirige la colección “Las antiguas” de la editorial Buena Vista dedicada al rescate de obras de las primeras escritoras argentinas. Es co-guionista del largometraje “Marilyn” (68 Berlinale Film Festpiel Berlin). Coautora del libro de entrevistas “Sara Facio. La foto como pasión” (Planeta, 2016). Es la fundadora del espacio Tango Queer de Buenos Aires y organizadora del Festival Internacional de Tango Queer de Buenos Aires.