POEMAS
(del libro inédito en proceso «Vayamos a conocer la nieve»)
Jirafa
De la caja de cacharros
al estante de biblioteca.
Le falta una pata ahora
y se me hace más linda.
En sus viejos tiempos
Fue una más del juego de la selva.
El nene la hizo convivir
leones
rinocerontes
arbolitos
piezas de madera
en un lenguaje propio.
Alguna vez
en la era del zoológico
hacía pasar vergüenza
cuando mi padre
decía a cada visitante
“¿Usted es la jirafa?”
y se escabullía entre jaulas y galletitas.
Después, fui yo
quien divertía al bebé
imitándola.
Así,
alargada
cuello retorcido
con antenitas de pelo.
Pero un poco antes
era el punto donde mis ojos confluían
desde el colectivo parado en la esquina:
Las Heras y Sarmiento.
Yo creo que ahí ella
se comunicaba.
¿Qué hacía en esa jaula
embobada
de bocinas, gritos, frenadas?
Ahora entiendo
las jirafas
dejan un legado:
hacen entender
a los padres
enseñan a reír
con los hijos.
Solo resta acuñar
esa nueva lengua.
En casa
Al lado del gato en el sillón
su cuerpo anticipa
una forma del descanso.
Después las vías vendrán
a armar nidito en las drogas.
Se las pasan en casa esta vez
(decide el médico, su esposo)
y antes del cole la besamos
enchufada.
Pensé que había terminado
al volver
a comer los fideos
que ella dice cómo hacer.
Entonces me llevo el plato a su lado
y sentada en la alfombra le pido
que a mis 15 vayamos a conocer la nieve.
No
Llego
A
Tus
15
Punto
final.
El silencio mezcla en el piso
manchas de salsa, un panadero cansado,
alguna pulga que salta
y mucho pero mucho
cabello todavía brillante.
Como
Como si nada dije
Echocoape tao beu nebe batein bae
y se hizo teatro
se hizo durar.
Como si nada no dije
que el guaraní me venía
de las dependencias
que se aprendía
en el cuartito de atrás.
Así como
el pombero silbando bajito
la fonética de seis palabras
la papa en cada plato
todo hecho guiso
la cosmética de fucsias
el vaquero en percha de baño
la cumbia en su alboroto.
Como si nada canté
“Ahora me muero de amor si no estás”
y se hizo murmullo
hasta reventar.
Como si nada dije
Es casi
No es todo
Es sólo
que quiero contarte una cosa.
Nena
Bien crecidita me vine a enterar
por casualidad.
Una charla cotidiana
mediodía de domingo
almuerzo en Los Platitos
caminata por la Costanera.
Una vez en tu vientre
fui un feto muerto.
Nunca se sabe cuánto
puede desacomodar
la crudeza callada por años
enunciada al azar
por el único que queda.
No era un secreto
¿o sí y le fallaste?
No era una anécdota menor
¿o acaso el fin justificó los medios?
Ya había una nena,
espléndida, dorada
sana, fuerte, graciosa
y hasta regordeta.
No se oían latidos
pero ella sabía: yo estaba ahí.
¿Y si dormía?
¿O el sueño es solo
para quienes traspasan barreras?
Siempre es mejor revisar
los estetoscopios
a contradecir
las señales de un cuerpo
que lleva a otro.
Cada palabra que callan
es mi madre
muriéndose.
Lucía De Leone nació en Buenos Aires. Estudió Letras en la UBA y allí obtuvo su doctorado. Se desempeña como investigadora del CONICET y profesora de teoría literaria en la UBA y la UNA. Como especialista en la obra de Sara Gallardo, editó el libro de crítica Escrito en el viento. Lecturas sobre Sara Gallardo (2013) y estuvo a cargo de las ediciones de su obra periodística: Macaneos. Las columnas de Confirmado (1967-1972) (2015) y Los oficios (2018). También armó los libros Almafuerte y El libro humilde y doliente (2014) de Salvadora Medina Onrubia. Es co-coordinadora del volumen V de la Historia feminista de la literatura argentina (2020). En 2021 publicó Mujeres Faro (El Ateneo). También escribe poesía. Publicó Esquina Peña (Ediciones Arroyo, 2020). Sus poemas también fueron incluidos en antologías: Ventanas para el encuentro (2021) y Bajé para respirar (Arroyo Leyes, Santa Fe, 2021). En 2022 sale en plaqueta Donde los pájaros derriban ventanas (Ineditados). Es columnista literaria en el programa “La luciérnaga curiosa” (Radio Zónica).